viernes, agosto 12, 2011

Invierno

Un sábado a la tarde de frío y sol en la cara. El rose casi imperceptible de un copo de nieve en la mejilla. El viento. La nariz fría. Llegar a casa y sentir calor. Tomar sopa. Ver una peli. Pararme frente al hogar. El olor del fuego. Caminar mucho los domingos de sol y frío. Tener algo en los pies para no pisar los azulejos fríos cuando me levanto. La ciudad vestida de blanco. Un baño de inmersión caliente. Una toalla tibia. Del invierno me gustan muchas cosas que no son el frío, pero que lo necesitan para poder ser. Como Invierno de Vivaldi. La escuché una vez hace muchos años y dije que era mi preferida de las estaciones. Estaba segura, aunque ya no recordaba porqué. Hoy la encontré de nuevo, rastreando a la violinista Francesca Dego.


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