domingo, diciembre 20, 2009

Horario de vacaciones

No tendremos verano, pero tenemos PARÍS.
Así es. Nos vemos en Año Nuevo, que volvemos a la ciudad de los S-Bahn para volver a partir. A partir de mitad de enero, vuelven horarios regulares.
Frohe Weihnachten!

martes, diciembre 15, 2009

Frases de Diego en Berlín

* ¡No, mirá! ¡Hay queso JA! Llevemos queso JA!, ya fue. JA! me va a salvar la vida acá en Berlín. (Miren la foto, con eso les digo todo. Es marca "pirulitenn")

* - (M) Mirá que no todos hablan inglés, eh.
- (D) ¿Si? A mi en Frankfurt me pasó re poco eso, solamente el 25% no hablaba inglés.
- (M) No, acá en Berlín para mi fue más tipo 60%
- (D) Y eso es porque te ven cara de campo.

* ¿Ves ese tipo que va allá como se corre? La gente se aleja de vos porque te tiene miedo. Mirá como te chorrea sangre de la boca, parece que te comiste una paloma. (El día que fuimos al dentista.)

* Che... mirá lo que es esta heladera... Yo le estoy pagando la universidad al hijo del dueño de JA!

* Te peinabas con lengüetazo de vaca cuando eras chiquita , ¿no? Tenés vestigios de lengüetazo de vaca. Más bien era lengüetazo de dinosaurio.

* Ya está, me volví fan de JA! Voy a sacar el logo de Converse de las zapatillas y les voy a poner esta porquería azul de JA!

lunes, diciembre 14, 2009

Mulholland Drive

No, porque para mi que toda la primera parte es un sueño de Diane, que en realidad quiere ser como Camilla. Y en su sueño, Camilla es Rita. Es indefensa y no entiende nada, la necesita a Betty - que es la Diane en el sueño - y es Betty la que es una actriz genial y le va re bien. Che, ¿pero y quién es el cowboy? ¿qué quiere decir? Las tetas de la morocha son siliconas, se re nota. Bueno, y ahi cuando aparece el cowboy, el tipo es como que "despierta" a los personajes, los hace reaccionar. No, para mi que esta parte del Winky's es sueño, ¿no ves que usa Steadycam, y hace como que flota? Todo esto es el punto de vista de la rubia. Es buenísima esa escena que Rita pregunta "¿Dónde estás?" jajajajaja es simplemente graciosa... Silencio. No hagas eso Diego, me da miedo. Mirá si te levantás a la noche y está el cowboy sentado mirándote. Basta Diego, me da miedo. Y mirá si te levantás al baño y está parado al lado de la secadora así, tranquilo. Que tarado, me da miedo en serio. No, para, la última. No, Diego, basta. No, en serio... imaginate ahora que mirás, y está mirando por la ventana de la otra casa. Andate a la mierda pelotudo.

domingo, diciembre 06, 2009

Ringbahn party

Yo no sabía, pero es una fiesta tradicional en Berlín. Todo empieza así. Se publica el evento en Facebook. Una hora antes del encuentro, se publica el punto de encuentro y se borra unos minutos después. Esta vez fue en Westkreuz, la punta oeste del subte que recorre la ciudad en redondo. Allá fuimos.
En el camino nos encontramos con Andra, una rumana que trabaja en la biblioteca de la ECLA, y varios más de la comunidad. Al evento estaban confirmadas 2.000 personas en Facebook, y no sé cuántas más había en esa estación. Era imposible caminar. Todos tomando de alguna botella y esperando que pasara algo. Alguien del grupo decidió que subiéramos la escalera, en dirección a la salida, porque la idea era que todos esperáramos ahí y bajar rápido cuando llegara el tren. Ahí se prendió la música y todos se pusieron en la misma sintonía. Grandes masas de pibes y pibas saltando y coreando Seven Nation Army (Oh-Ohoh-Ohohohoh) era un descontrol. Por más que no quisieras, saltabas igual, porque la masa te llevaba. De pronto llegó el tren, con unos pocos asajeros desprevenidos adentro, y el mar de gente empujó para entrar. Nosotros no llegamos, nos quedamos afuera. Todos adentro saltando, algunos vagones se empezaron a sarandear. El tren no quería arrancar. Dejó las puertas abiertas un rato largo, después apagó las luces. Finalmente cerró y se fue, con cientos de pibes adentro. Todavía quedaban otros tantos en el andén. Cuando llegó el segundo tren, entramos. Diego se había convertido en mi segunda espalda. Nos quedamos un rato en el vagón, saltando y gritando, apretados contra cuerpos ajenos. Cuando vimos que este tren no iba a arrancar, nos bajamos.
Ahí todo se empezó a descontrolar más. Algunos se subieron al techo y empezaron a caminar por los vagones, otros se trepaban a las máquinas de boletos. Un pibe prendió fuego un tacho, nosotros olimso el plástico desde la escalera. Más o menos lo que pasa cada tantos meses en la línea Sarmiento - y se llama "la furia de los pasajeros" - acá se hace por joder, es una fiesta. Es algo así como sacarle la lengua a un cana y salir corriendo. El problema no es tomar alcohol en el transporte público, porque es legal y muchos lo hacen siempre. Lo que no se puede es poner música fuerte, hacer pogo en el vagón, romper botellas contra el tren, treparse y esas cosas.
Ahí estábamos, en la escalera, pensando en ir a Wedding, porque había dos puntos de encuentro (algunos decían que uno tal vez era falso), y el otro era ese. De pronto, Andra gritó "¡Viene la cana, viene la cana!", y todos nos metimos en el tren que iba al lado opuesto, no en el que estaban todos. Ese estaba parado hacía poco. Nos subimos y vimos bajar mamotretos vestidos de azul, con palos en la mano. Che, que bueno que nos subimos al tren. Si, mal. Si... che, no arranca igual esto. Se apagaron las luces. El tren no iba a salir jamás. Nos bajamos y salimos de la estación. En la puerta había cinco combis de la Polizei, las esquivamos con cara de fin de semana y caminamos al autobus. Fuimos a Wedding.
Allí estábamos, esperando el tren, cuando cayó un grupo de pibes con una mochila y parlantes que musicalizaban la estación. Nos pusimos a bailar en el andén y nos sumamos al grupo. Cuando llegó el tren todos subieron, menos yo, que estaba esperando que Diego volviera del kiosco. El vagón se hizo pogo. Yo le pedí a Dana que Andra me llamara y me dijera dónde iban a estar.
Luego quisimos alcanzarlos, pero fue imposible. Andra me llamaba cada diez minutos para decirme que cambiaban de posición. Nos bajamos en Wedding, y cuando quisimos volver al tren, tres policías - esta vez vestidos de verde y más protejidos - nos dijeron que no podíamos usar esa estación. El último llamado de Andra me dijo que había llegado la policía y que se tuvieron que dispersar. Habían perdido a varios del grupo y la fiesta se disolvía en las calles de Berlín.
Diez minutos después de llegar a Pankow, Dana golpeaba fuertemente nuestra ventana. Había perdido la llave y necesitaba entrar. Dijo algo más sobre la suerte que tuvo de enganchar el tram, que ya no podía estar parada y que había perdido a los otros. Yo la escuchaba a medias, sin decidirme entre quedarme en este mundo o perderme en pesadillas de trenes que se prenden fuego y policías pacifistas.

viernes, diciembre 04, 2009

Sacate un par de muelas en Berlin. Dale

He perdido el juicio completamente. Ahora es médicamente comprobable. El viernes fui a sacarme las dos muelas del juicio que me quedaban.
Todo empezó por dos inflamaciones seguidas de la muela de abajo. Con terrible dolor - que no se iba solo, a pesar de mis esperanzas sin ibuprofeno - fui a ver a Katharina para que me sacara turno con el dentista del seguro médico. Tuve suerte: el mismo jueves a la noche fui a verlo. El doctor Olaf es un hombre grande, alto, barrigón y, en general, redondo. Muy alemán. Me apretó la mano fuerte y me examinó. Me desinfectó y me dijo que era mejor sacar la muela.
Luego de hacerme rayos x, me dijo que la muela de arriba tenía una caries enorme, que pronto iba a llegar al nervio, y que no podía perforar. Que también la tenía que sacar. Ok.
Y todo eso de arrancar dientes sucedió hoy a las once de la mañana. Al doctor Olaf le parecía gracioso que yo me pusiera colorada por el dolor. Después de darme inyecciones me miraba y decía "Jeje, ¡Blush!", mientras estiraba los dedos en dirección a la frente, imitando el recorrido de mi sangre por la cara.
Tardó una hora en hacer todo, y me regaló las muelas. Miren, acá están.

*Manejate