Piglet (mi hermana) consiguió en el supermercado unos churrasquitos de cerdo, un kilo o dos de manzanas para hacer puré, papas fritas cortadas en cubitos y ensalada. Todo por €3 cada uno, genial. Y Vicky compró unas tartas de chocolate y limón, y unos Milka para comer después. De pronto comer tantos dulces un 24 a la noche tiene mucho sentido.
Así fue como llevamos un poco de lo nuestro a la Navidad en París. A eso de las ocho nos pusimos a cocinar, y todo olía a las fiestas en Santa Rosa, donde mi tía, mi mamá, mi hermana y yo intercambiamos pedacitos de mesada, cuchillos, tablas y ensaladeras. En esa cocina chiquita del departamento de la calle duchefdelaville estábamos todas. Mi abuela por ahí también.
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