domingo, septiembre 27, 2009

Llegué (casi) sin perderme

Madre solía decir que si yo alguna vez me iba sola a trabajar a USA (como hizo mi hermano), probablemente llegaría a meter los pies en la Bahía de Hudson, me daría cuenta que me había pasado, y volvería para atrás.
Todo chiste tiene algo de verdad, ¿no? Pero tampoco la pavada. Y si, en este viajecito (all the way from Argentina?!, me preguntaron varias personas hoy) un poco me perdí. Un poco de allí y otro de allá. En el aeropuerto de Frankfurt me mandé por una escalera que no era. Y al taxista le di una dirección que no estaba bien.
Pero era la del sobre oficial de la ECLA.
Si, pero no era esa. Era otra.
Cómo, ¿hay varias direcciones?
Si.
¿Y no te fijaste eso antes de salir?
No.
El taxi se había ido, estaba en medio de una zona residencial, casi no circulaban autos (los domingos son iguales en todos lados) y no hablaba el idioma. Genial. Bueno, así estaba yo, arrastrando mis dos bellas valijas de 21 y 30 kilos respectivamente, más el bolso de mano, más la mochila con la laptop. Era el segundo timbre que tocaba, y seguía siendo equivocado. El buenhombre me dijo que la ECLA era el edificio de al lado y el otro de enfrente, pero los dos parecían cerrados. Así que tomé mis carromatos y me dispuse a atravesar lo que fuera para llegar. Luego de varias puteadas contra la paquetería de poner piedritas en lugar de baldosas lisas en las veredas, llegué a la esquina. Si, hice solamente treinta metros. Estaba mirando hacia qué lado encarar cuando se detuvo un auto en medio de la calle y se bajó un hombre joven, morocho.
¿Vas a la ECLA?
Si.
Era Zoltan, uno de los coordinadores de college life. Y así fue como él y el hombre que manejaba cargaron mis valijas en el baúl y me llevaron las tres cuadras que faltaban. Yo suelo perderme, me pasan esas cosas; pero de las otras, de encontrar ayuda en el medio de la nada, eso también me sucede a menudo.
Así llegué a Berlín. Ahora me voy a dormir porque tengo sueño, pero otro día escribo sobre mi roomate (que se alivió al saber que era tan desordenada como ella), el armenio que me preguntó sobre Batistuta y el lugar al que fuimos a fumar narguile.

2 comentarios:

caroscha dijo...

cuando uno llega a esos lugares que sueña con llegar, nunca llega de la manera más soñada. esa es la cuestión

yo me encontré con que el último colectivo había pasado hacía 5 o 10 minutos, con que me tocaba dormir en el subsuelo 2 b, y con que a esa hora ya no había ningún lugar abierto para cenar

felicitaciones maru, y segui escribiendo! mucha suerte!

caro chiquita (del taller)

Anónimo dijo...

ya estas alla, q bien q la pasassssss....jajaja, portate bien nena, y hablale bien a los berlineses de mi, si necesitan un diseñador pasales mi número jajajajj
XD
Beso chica sin apellidoooooo
Ari ;)